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sábado, 23 de febrero de 2013

Olor a agujas

[Escrita el día de año nuevo en una sala de espera]

Parte presupuesta:

Hospital.
Lugar de desilusiones.
Lugar donde la sangre se vuelve aceite y la comida nunca entra,
toda huele igual sea lo que sea.
Huele a desgana... huele a rabia por no saber como actuar, por no existir un culpable sobre quien descargar mi frustración.

Y aquí me encuentro de nuevo, viendo pasar las camas que tantas veces llevaron mi peso de cadáver y lo peor es... que... visto desde fuera no sufres tantos dolores tangibles, pero notas más puñaladas en el corazón al ver tantos rostros de vidas mermadas.

Y restalla en mi cabeza la imagen de quien enferma. Cuando está delante de mí, no puedo mirar de pura y puta pena. Cuando no estoy junto a quien enferma, no dejo de imaginarme todo lo que ya conozco de este sitio en mi cabeza.

Aquí todos desean salir cuanto antes.
Algunos acaban saliendo por la puerta de atrás, por la puerta que no tiene gloria, pero que es la puerta grande...

Todos estos años me ha estado tocando madurar a marchas forzadas, ver lo que se siente cuando algo que siempre das por sentado te falta. 

Parte descubierta:

Pero todo eso no es motivo para dejar de ser humano, ni dejar de vivir para/con los tuyos. Los pájaros al caer del nido se hacen daño pero son ellos mismos quienes recobran el vuelo. 


Puede pareceros raro, pero no os pido que me comprendais: yo ya no siento las agujas entrar en mi cuerpo, soportarlas semanalmente desde los 3 años las hicieron parte de mi vida hasta hace no demasiado. He tenido pruebas duras y he pasado miedo, pero todo se sobrelleva si aprendes a sobrellevarlo. He aprendido mucho, pero todos seguimos viviendo por aprender del día a día.

He encontrado la esperanza, he encontrado el futuro en lo más pequeño, y con ello me hice grande...

Si YO, un tipo maleducado, sacado de contexto, idiota perdido, sin inteligencia emocional y de esas personas que jamás encuentran la palabra precisa en el momento concreto he podido soportarlo... ¿Qué es lo que no puede hacer una persona sin más en este mundo? :)

En ocasiones somos los cojos los que enseñamos a andar, los ciegos los que enseñamos a ver y los filósofos en toda regla (los locos) los que enseñamos a pensar.

Parafraseando a Albert Espinosa en La Meca de toda su obra os nombro el subtítulo de "El Mundo Amarillo": Si crees en los sueños, ellos se crearán.

Todo saldrá bien mamá... si algún día te enseño esto quiero que sepas que da igual el que no te haya deseado feliz año nuevo, ya llevamos muchos años malos a las espaldas, este, aunque sea tan sólo por la probabilidad o por las ganas de reir que tenemos será un buen año.

Te quiero. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Mares en la lejanía


Eso de vivir en un mundo lógico nunca fue lo mío...

Yo quise sacarle la lengua a los adultos por la calle con mi cara de niño.
 Yo quise sentir cada mañana el piar de gorriones junto a mi ventana.
 El suave viento palideciendo mis mejillas cuando se sonrojan.
 Vivir en California como me enseñaron las películas americanas, comiendo tarta de manzana y sin preocuparme del resto del mundo.

Quería un mar en mi vida.

Y aquí me tenéis.
Muerto de insomnio, fumando por aislarme del mundo sin despegarme de él, cuestionándome mi vida y mi porvenir en todos y cada uno de los días malos. Esos días en los que llamas negro al gris oscuro y que tan sólo con buena compañía parece haberse lavado con lejía y se destiñen mis problemas.

Si algo somos en esta vida es sacos.

Sacos de aire, saliva, lágrimas y sangre. Semen, mocos y mierda también por si alguien pretende olvidar lo miserable que puede llegar a ser eso de ser humano.

Encontramos la magia en nosotros mismos pero esta no aparece en nuestras vidas sin otras personas.

Noto el salitre en mi piel... no se si piso arena o me tumbo sobre cal. De todas formas me gusta imaginarme en el mar.

En algunas ocasiones medidas a cuentagotas vivo sintiendo, las más, las diarias, siento viviendo...

Quizás nací la noche de los niños destinados a soñar.

Seguramente viva en los días de los ancianos destinados a ser alegres por siempre pero no tanto a ser felices. 

Hay todo un mar más allá de la orilla.

A veces tan sólo hace falta un empujoncito para entrar y sumergirte unos segundos para comprobar lo bien que se está en el mar de la vida.


Dedicado a todos los marineros de agua dulce que os dignáis a escuchar las batallitas de este torpe pata de palo. :]

miércoles, 6 de febrero de 2013

El invierno de una matrioska. Capítulo 3: Ichigo

Ichigo despertó aquel día con el corazón palpitante de quien sabe que ese puede ser su último día.

Era Marzo de 1945.

Bajó al comedor de la base y se encontró con los gestos de miedo y las miradas perdidas que consumían el ánimo de quien mirara en sus compañeros.

No habló con nadie esa mañana, simplemente se sentó a desayunar un té pues lo sólido no cabía en sus entrañas. Con el vapor del té dejaba su mente en blanco apenas sin dar un sorbo, aunque en cada inhalar de su respiración recordaba esa sensación, esa angustia opresiva, esa cuenta atrás en su sangre...

Dejó el té a medias y salió a tomar el aire, allí encontró a sus compañeros echando un cigarro que apenas duraba tres caladas y hablando de cómo era el mundo antes de la guerra.

 Entonces se fijó en lo que en el cuartel llamaban "El cielo junto al estanque" que no era más que un muro coronado por alambre de espino junto a una zona de charcos en los días de lluvia sobre el que se escribían las muertes de los mayores héroes de la guerra para la nación nipona: los kamikazes.

Ichigo era piloto de cazas y siempre supo que tarde o temprano su nombre acabaría allí. Lo que no entendía es que fuese uno de esos días en los que Japón resistía a pesar de la caída del Eje frente a los aliados. No encontraba valor ni orgullo en su sacrificio, tan sólo inutilidad.

A veces pensaba en coger el caza y huir a una isla perdida de Oceanía, vivir allí a base de frutas y agua hasta que terminara la guerra de una vez por todas.

El altavoz dio las órdenes.

Ichigo subio al caza casi sin munición, "ya no queda dinero para esas nimiedades" parecía decir el gobierno...

Disparó y destruyó todo cuanto pudo, tras eso besó con el cristal de su casco una foto de su mujer y sus hijas y avanzó hasta estrellarse contra un portaaviones norteamericano.


Ichigo murió en Marzo de 1945, era nativo de Nagasaki, su familia murió 5 meses después por la bomba atómica, entre las ruinas de su casa los equipos de salvamento tan sólo encontraron una matrioska sin dueño...

domingo, 3 de febrero de 2013

El invierno de una matrioska. Capítulo 2: Sebastian

Pequeña aclaración
(Esta es la segunda parte de el relato de una matrioska rusa, la continuación referencial pero independiente de la historia de Vladimir, es una trilogía, se pueden leer en el orden que el lector prefiera y enfocará las historias mas humanas, ajenas y ficticias pero no por ello irreales de tres puntos de vista de lo combatientes de los tres bandos de la Segunda Guerra Mundial)

Relato
Olga había abandonado la Madre Patria, un joven vestido de gala se presentó en su casa con un sobre cerrado con el emblema de la hoz y el martillo, la mirada gacha y un pequeño cofre que jamás se volvió a abrir.
 Olga comprendió que eso era todo lo que quedaba del amor de su vida, que la Madre Patria se lo había llevado, que ella debía ser la única madre a la que no importaba ver morir a sus hijos...

Abandonó la tierra que la vio nacer en una barcaza repleta de gente y podredumbre para llegar a Polonia por la frontera. Al llegar les recibieron una brigada de alemanes y abrieron fuego contra la embarcación. Todos en esa barcaza murieron incluida Olga. Un soldado alemán encontró el cuerpo páildo de Olga, su cuerpo mojado sobre el lecho del río y comenzó a tocar sus pechos y sus genitales antes de que comenzara la descomposición. La guerra no era un lugar muy apropiado para el deseo sexual y menos si pertenecias al ejército alemán, nunca se escucharon rumores sobre la necrofilia en el bando del Führer, todo el mundo sabía que eso era para capitalistas y rojos degenerados, que en la raza aria no existían las enfermedades mentales o sexuales y además cotillear sobre lo que hacían tus compañeros era casi un síntoma de homosexualidad. Pero no sólo encontró su pecho desnudo, sino que bajo las ropas mojadas del cadáver de Olga, aquel alemán encontró una matrioska que sin saber muy bien por qué se guardó bajo el uniforme al terminar.

El frente alemán se replegó a África, ese soldado resultó muerto a los pocos días de su incorporación al Afrika Korps. Sebastian, un galés al servicio del ejército británico le voló el cráneo a aquel cerdo alemán y observó rodar algo cuando el cuerpo caía, puso cuerpo a tierra creyendo que era una granada pero sólo era una extraña matrioska que le miraba fijamente. No entendía por qué ese alemán llevaba encima una muñeca rusa pero tampoco tenía mucho tiempo para pensarlo, un disparo golpeó junto a la matrioska sin darle, se dió la vuelta rodando en el suelo y abatió con su metralleta a un soldado alemán que recargaba su rifle con las manos temblorosas. Entonces Sebastian comprendió que aquella matrioska era una amuleto de la suerte y que como su dueño ya no la necesitaría más le había elegido como su nuevo dueño.

Sebastian fue ascendido a cabo ese mismo día y pronto llegó a sargento, el recibía órdenes directas del general Montgomery. Sobrevivió a la batalla de El Alamein y tras conocerse su valía en el cuartel general de las Ratas del Desierto, decidieron darle una misión especial.

Tendría que viajar en un avión de incógnito a Hong Kong para rescatar a los prisioneros políticos allí secuestrados por los japoneses y asegurarse de que estos llegaban sanos y salvos a Londres. La situaciuón en Africa iba viento en popa, y Sebastian consideró tal misión un honor inconmesurable. El plan era avanzar hasta India, aliada de Reino Unido y atravesar el Nepal para llegar a China, una vez allí contratar unos mercenarios que ayudasen a su pelotón y camuflarse en un carguero rumbo a Hong Kong ocultos entre fardos de munición.

Llegaron a la India, sin embargo en Nepal se encontraron con japoneses que dedujero, estaban en mitad de una misión de reconocimiento, así que tuvieron que cambiar su ruta, lo que ninguno del pelotón supo hasta que fue demasiado tarde fue que se estaban adentrando en el Tibet.

Sebastian pasó sus últimos días mirando a la matrioska mientras se le ennegrecían los dedos, no entendía cómo habia perdido su suerte... Comenzó a pensar que aquella matrioska no era un amuleto sino un símbolo de condena que había ido chupando toda la suerte de su vida, impidiendo su brillante destino. Cuando quiso romper esa puta muñeca sus dedos ya no obedecían las órdenes de su cerebro... Toda la respuesta a sus pesares era esa fría mirada hueca que ofrecía la matrioska. Justo antes de cerrar los ojos por el frío insoportable volvió a amar a esa muñeca, quizás le había llevado a la muerte para huir de esa horrible guerra en la que llevaba años viviendo... quizás la matrioska le liberaría de ese temor de sentir que podía morir cada instante de su vida.

Sebastian y todos los que estuvieron a su mando murieron en Enero de 1943.


Unos días después un monje budista que dejó de creer en la paz del lugar se encontró los cadáveres del pelotón de Sebastian a las faldas de la montaña de su Orden. Recogió la matrioska y volvió a su Japón natal, donde la vendió por 2 yenes. Al igual que Buda Gautama, el monje inició, siguiendo su ejemplo, el éxodo de su mundo de paz por el camino del mundo real.
 

viernes, 1 de febrero de 2013

Mi historia: Papel y tinta

Aún recuerdo aquellos días de terciopelo,
de suaves caricias y ternura de cuanta gente me quiere.

Era tan sólo un niño que se refugiaba en las historias que me contaban,
el mundo me ofrecía silencios rotos por el piar de los gorriones junto a mi ventana,
yo devolvía esos silencios con mis ojos claros que nunca conservaban un color fijo.

Un día sin embargo llegó el sonido, al proyectar mi voz descubrí mi eco.
Y así fue como perdí mi cordura por el hecho de expresarme, la comunicación por necesidad y por vicio.

En mi casa los libros son un objeto de locura, son trazos de papel manchados que condenaron a Don Quijote a su decadencia. Don Quijote, ese héroe nacional que luchó junto al Cid contra los malvados que siempre existieron exhibiendo un águila como emblema y valor en alza... (así se lo imaginaban mis padres) jamás les dije que era un personaje de esos libros tan aburridos e incomprensibles, no les dije que el Cid no se parecía en nada a Charlton Heston ni que Dalí, nombre que les sonaba a cajas de melocotones, había pintado a Don Quijote sin águila alguna posible.

Mi obsesión de infancia era el cine, la de mis primas complacer al benjamín, así fue como un día fuimos a ver "una peli de niños grandes", yo era más de dibujos animados pero aquella película me dejó embelesado...

Esa misma noche vomité volviendo a casa, no sé si la película me hizo ignorar si estaba enfermando, si las palomitas, las golosinas y los refrescos no combinaron bien o si ése vómito era mi antiguo yo saliendo de mi cuerpo como las serpientes cuando mudan de piel.

El caso es que llegué a casa aún recordando esa peli, mi prima me dijo que quizás debería leerme el libro, que en las películas siempre se dejan cosas por contar. Poco después me lo regaló por mi santo.

Tras una comida de atracona y una cena de sobras de la atracona de la comida me encontré con el insomnio entre mis sábanas, así que leí...

Devoré ese libro como si no existiese noche, ruido en la calle, facturas de luz o indigestiones por atraconas.

Mi padre me vió en mi cuarto sobre la cama, vestido y sin taparme
-¿Que haces?-me preguntó tan extrañado como si me viese jugar con una cuchara
-Leyendo-le respondí como si hubiese nacido haciéndolo
-Ah... ¿Mañana no tienes cole?
-Es puente
-Si que es verdad... Bueno, no te acuestes muy tarde
 -Vale, buenas noches y dulces sueños papá
-Buenas noches campeón-me respondió mi padre sonriendo

Tras la lectura de este libro me propuse leer cada uno de la saga antes del estreno de la siguiente película. Así lo hice, un día de verano, uno de esos que no terminan de pasar por aburridos y a falta de la publicación del siguiente libro de mi querida saga mi prima me dejó un libro "para adultos" muy de moda por la época. Si mi madre hubiese visto o leído ese libro... un libro que hablaba de conspiraciones religiosas, de verdades ocultas, de pistas sepultadas por el tiempo... "blasfemia" y "locura" habrían sido sus palabras más leves.

Llegaron a mis manos libros sobre el medievo, de historias ambientadas sobre la Peste Negra, historias que se mezclaban con las propias historias del libro, historias sobre un lugar donde se protegían a los libros del olvido, historias sobre arquitectos, médicos, libreros, jóvenes enamorados en momentos oscuros en la ciudad más luminosa de mi mundo, mi Barcelona...

He leído muchísimos libros según mi familia y a mí aún me parecen pocos, me parece estar empezando, me parece volver a sentirme un niño cada vez que huelo a papel y tinta.


Un día, causado por la desgracia comencé a escribir por fortuna para mí.

Esta es mi pasión, mientras siga contemplando letras seré feliz...

Un abrazo enorme y muchas gracias por leerme :]