Camino taciturno,
con el paso lento de quien piensa y conoce lo que camina.
Mil pensamientos por minuto a la velocidad de menos de un paso por segundo.
Camino pensativo,
por reconocer lo que recorro pero no lo que camino.
Y de poco que ando y tanto que pienso son mis pasos los que avanzan y no mis pensamientos.
Doto entonces a mis ojos de la memoria corta
hasta que me fijo entonces en algo sin sentido.
Y vuelvo a mis pensamientos.
En ocasiones susurro lo que anhelo y en ocasiones hablo sólo y en voz alta,
para callar aquello cuanto pienso.
Si sigo sin entender será por pensar en vez de actuar, quizás sea, por no tener sentido.
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