Despreocuparse, lavarse las manos en sangre y encender el faro sin luz para perderse mejor...
cuando ya no hay luz las pupilas son como mares serían si pudiesen clavarse igual de bien en la piel.
Que venga el frío y el agua será hielo, que venga el tiempo y mi piel será hueso.
Sucede todos los días que nado intentando no ahogarme y cuando me rindo, mi cuerpo crea branquias para poder vivir en ese mundo líquido y cambiado en el que siempre termino.
Todos los peces que conozco son felices y viven sin pestañear demasiado ¿Por qué me ha tocado entonces a mí ser el único pez con memoria?
Vuelvo a la orilla y encuentro alas en mi espalda !¿Ahora un pájaro?!
Será que debo acostumbrarme a cambiar de vida y perder el vicio de quejarme.
Todo cambia día a día ¿Por qué no hacer del cambio tu vida?
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