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domingo, 13 de enero de 2013

Búsqueda nocturna en el bosque

Avanzó por el camino oscuro más allá de la parcela de atrás. Las hojas caducas se alzaban como pequeñas colinas de cadáveres llorando el relente de la noche.

Volvió la vista hacias atrás, el viento le tapó los ojos con su propio pelo, entonces sus pupilas se dilataron, podía contiunar...

Marie se encontró con una ruinosa choza rodeada de escombors y buitres que habían llevado la carroña hasta la copa de los árboles, así los troncos parecían sangrar, mirí por la ventana y la visión que comenzó a vislumbrar le aterrorizó.

Allí estaba su hermano Jean Paul que según su furioso padre y el ser lacrimoso y silencioso en el que se había convertido su madre a causa de la mudez que suponía la pérdida se había ido de casa para vivir cuantos sueños le decían en el hogar que eran imposibles. Sin haber considerado nunca esa teoría, Marie partió en busca de su hermano a través del bosque que había más allá del río que jamás había cruzado. Y allí estaba Jean Paul, acostado sobre una tabla y con ganchos clavados en las rodillas por el lado del interior.

Empezó a escuchar palabras de las cuales no comprendía niguna absolutamente, como si estuviesen hablando otro idioma. Habían dos figuras que el cristal empañado y la oscuridad de la habitación no permitía más que perfilar. De repente recogieron las cadenas a las que iban unidos los ganchos y fueron separando la rótula.

Tras esto, le rompieron un hombro con un martillo rodeado de alambre de espino, en los orificios de todo el cuerpo introdujeron anzuelos y los recogieron simultaneamente. La carne se fue separando del hueso y Marie comprendió por fin el por qué su hermano no gritaba, estaba ya muerto, la sangre bajada al suelo como si tuviera peso y al fijarse en esto se miró los pies, la sangre salía por un boquete que había en la pared.

No sabía cómo pero acallaba sus gritos, no habría tenido fuerzas ni para pestañear, su cara palidecía y parecía notar en el castañear de sus dientes el único atisbo de vida de su cuerpo.

Dejaron caer el cadáver sobre su antes propia sangre.

Marie salió corriendo de allí atravesando el bosque y con las lágrimas atravesando el barranco de sus pestañas, acalló los gritos que su garganta no podía dar, tropezó en mitad del bosque con un árbol y cayó sobre la tierra mojada, se apartó el barro escupiendolo y restregandose con la mojada vegetación que había junto a ella. No se levantaba por mucho que lo intentase, se había roto una pierna. Lloró, pero no lloró por el dolor, no lloró por su hermano muerto, no lloró por sus padres a los que jamás les dijo donde fue...
Lloró porque sabía que moriría allí mismo cuando escuchó aullidos a su alrededor...

-!Marie! !Despierta, te llama padre!-dijo Jean Paul meciéndole la espalda para que se levantara
-!Jean!-dijo Marie emocionada-No sabes que sueño más raro he tenido, te pasaban cosas horribles en un bosque y luego me quedaba yo tirada en él sin poder moverme y padre y madre nosabían nada y...
-Tranquila Marie, sólo ha sido un sueño
-Pero es que he tenido tanto miedo-dicho esto, Marie abrazó a su hermano que le pasaba la mano por la espalda mientras que esperaba a que Marie dejara de temblar.
-No pasa nada Marie-dicho esto se acercó al mechon de pelo más cercano a su oreja hasta tocarlo con los labios y dijo:-¿Sábes? Dicen que soñar con bosques oscuros es una premonición, que se acercan problemas...
Marie miró a su hermano con lágrimas en los ojos aún
-¿Vamos a tener problemas Jean?
-No Marie, jamás volveremos a tener problemas...

Mientras Marie dormía, el padre de Jean había matado a su madre a golpes y Jean había cogido la escopeta de su abuelo de los tiempos de la guerra y buscó como su abuelo ya hiciera medio siglo antes la paz que su padre negaba a esa casa y que merecía su muerte.

Jamás hubo tumba para ninguno de los padres de Jean y Marie.

El único rastro que dejaron de su muerte, fue el hecho de haber sido las dos siluetas que torturaban a Jean en el sueño de su hermana y que todas las noches de su vida volverían a despertarla de madrugada.

viernes, 11 de enero de 2013

Mi historia: Nacer caducado

Querido lector, te contaré la historia de como desaparecí del otro mundo:

Cuando naces caducado del último coletazo de amor que tus padres tuvieron y tardan 4 meses en notar tu gestación, nadie te considera un hijo más.

Eres el hijo prometido, eres una recompensa del cielo y la ilusión bendita de todos los sacrificios que ocurrieron antes de tí.

Una familia ilusionada y todo un pueblo expectante llenando tu casa de entonces de visitas, hasta el punto de recibirlos en la calle porque todos no caben en tu casa con patio y terraza.

Cuando eres tal milagro y tus padres son mayores, el mayor miedo que existe es que por nacer yo pudiese haber matado a mi madre.

Dado esa circunstancia, mi padre se gastó lo poco que le quedaba seguro en asegurarse que yo naciese.

Llegué al mundo y llegué ya caducado. No he vivido un sólo segundo de mi vida sin estar enfermo, al nacer la incubadora que me contenía los llantos, presentaba electrodos y cables pendientes de pulsaciones. En esos días yo no me dormía por sentir el calor de mi madre o beber de su pecho, la única relajación que me prometían era una mascarilla de oxígeno que debía de relajarme para dormir, quisiera quien quisiera.

Rompí para siempre el sueño de mis padres, mi padre se acostumbró a dormir en el sofá junto a mi cuna y a la chimenea por si me despertaba vomitando sangre de madrugada, como tantas otras veces volví a hacer...

Fui el niño mimado de toda la familia por ser el inesperado de aspecto cadavérico, enfermo y aún así alegre en cada una de las cosas que hacía.

Por jugar con mi padre mientras me trasladaba la ambulancia, por coger a mi madre todas las noches de la mano y ser yo quien le prometía que todo saldría bien, por no negar nunca los dos besos en la mejilla que despertaban las lágrimas de mi familia...

Mi futuro se decidió entre Murcia y Barcelona.

Entre Arrixaca y Vall d'Hebron.

Una operación de la que casi no vuelvo. Haber estado muerto durante 40 segundos y volver de ese mundo para quedarme a vivir en el que me seguían considerando un regalo de los cielos.

Según fuí creciendo mi padre me fue contando la historia sin llegar jamás a terminarla por nudos de garganta, mi madre cada vez que le pregunto me dice que yo nací dos veces, en 1993 y en 1996...

Y hoy sonrío a los abismos, pues la muerte ya ha fallado dos veces conmigo y se lleva con sus brazos de sombra a quien no tiene razones para dejar de existir...

Sonrío de amargura, de no entender ni sentir motivos por los que yo sí y los inocentes no.

De pequeño me imaginaba a mi ángel de la guarda y llegué a creer poder verlo, una brisa de aire moviendo el mundo y apartandome las lágrimas de la cara.

Ya no siento en el mundo la alegría que recuerdo de mi infancia, cuando a pesar de ser más tímido era más feliz...

Supongo que es lo que pasa cuando naces caducado, cuando vives desapareciendo más notablemente de este mundo que el resto de personas que no aprecian cuanto tienen.

Supongo eso, pero de mí ya sólo quedaron cenizas de tanto que me quemaron las desgracias...

Supongo que he vuelto del más allá para hacer algo o para cambiar alguna vida y sé que en cuanto lo haga la muerte volverá para darme el beso que me lleva años negando.

Noches de biblioteca

Abotargado es una palabra como otras tantas.
 Todo el mundo la comprende aunque unos la justifiquen y otros la desestimen.

¿Pero todas las palabras son así no?
Son tan sólo palabras sin que importen si nadie las dice.

Pues yo me siento abotargado y busco mi liberación de palabras que dijeron otros e ideas ajenas, simpatice o no con ellas, en abotargarme escribiendo todo cuanto callo.

No rompo el silencio pero al tomarme un respiro de comprensiones encuentro la forma de callar cuanto leo y resuena en mi mente una música nueva que no es tan elaborada, pero que al menos es mía.

Así la objetividad vuelve al papel de donde leo, y es este el papel diferente, de mi puño y letra pero también de mi mente.

Y me siento culpable por no seguir leyendo y contento por haber dejado de hacerlo.

Pero el plomo pesa más que el aluminio con el que envolvemos nuestras pausas...
Y me toca volver a leer lo que copio y dejar sobre la mesa las ideas que escribo.

                                   

                                Dedicado a todos cuantos como yo les espera un Enero de estudio.

jueves, 3 de enero de 2013

New Year, a new age for us

When start nights in darkness, life became of colors that exist but you can´t see them.

A new age for your dreams.

A new year for your tears and a new world that I'm building for you.

This is the power of our humankind.