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domingo, 21 de abril de 2013

¿Hablamos de futuro?



Hablemos de futuro y pensemos que no miento en todo lo que digo cuando te digo que me importa poco y menos.


Futuro:

Diccionario de la RAE:

“Dícese del tiempo que no ha sucedido todavía”


Diccionario de la Special JA:

Dícese del tiempo que no ha sucedido todavía, que quizás nunca suceda, del cual no tienes ni idea y de su característica imposibilidad de preverlo con seguridad y sin estar atado a circunstancias”


Tan sólo existe una cosa fiablemente predecible del futuro y esa es la muerte…

Lo único que sé de mi futuro yo es que va a morir, además de que va a tener que resolver mil dudas que yo le voy dejando año tras año. Incluso esa tesitura es falsa, en el momento en el que muera no morirá mi futuro yo sin más, morirá mi futuro yo siendo este el yo presente. Deduciendo esto, ya nada queda de realidad ni de existencia en el futuro. Mis vísceras soportarán un año, mis cartílagos soltarán mis huesos antes de la década, mis huesos se convertirán en polvo dependiendo del lugar y el estado de conservación, de mi cuerpo inerte nacerá nueva vida en forma de gusanos que alimentarán a las aves y mis descompuestos a la tierra.


Y así más allá de mi muerte, lo poco que quedará de mí contribuirá a desarrollar la vida.

Asumiendo todo esto ¿Dónde queda la ética?


La ética tan sólo es esa capacidad que nos permite prolongar la vida en la vida y la ética se lo debe todo a la empatía. En saber ponernos en la posición de alguien, apartar la mirada, sonreír de alegría, compartir tus momentos… Todo aquello que destruimos con cada vida que arrebatamos a lo largo de los tiempos.

Pensar en el futuro nos hace ser elitistas y egoístas, si además sumamos esto a la habilidad humana de la catalogación, es decir, hablar de “buenos” y de “malos”, pensar en el futuro nos ofrece la posibilidad de ser crueles, de crear razones para separar y justificaciones a todo tipo de actos.


Ninguna especie mata si no es para comer.


Los humanos sí, es más, es tan humano esto de matar sin razones biológicas que cuando el caso es humanos matando humanos no podemos pensar en comernos su carne para sobrevivir. Le tenemos ya tanto asco, tanto miedo, tanta angustia que hemos inventado un nombre: “Canibalismo”. Somos tan humanos que podemos matar por ideas porque los animales no tienen. Tan humanos que podemos matar por defender lo que nos importa más allá del equilibrio planetario. Tan humanos que podemos incluso matar por diversión.

¿Y cómo voy a pensar en el futuro si nadie me garantiza que lo pueda vivir o de cómo vaya a hacerlo?


Quizás la enfermedad pueda conmigo.

Quizás la pobreza me lleve a infravivir.

Quizás la pena me lleve a la inexistencia.

Quizás el silencio me lleve allí donde nadie me encuentre.

Quizás mis ideas me lleven a la locura.


Quizás sin los quizases la vida me lleve a la tumba.


Quizás la salud haga que viva de forma óptima.

Quizás el esfuerzo me lleve a una vida nada más que soñada de felicidad.

Quizás esa felicidad me lleve a la plenitud.

Quizás el silencio sea mágico y yo viva en justa medida entre susurros y ruido.

Quizás mis sentimientos me lleven a la cordura.


Quizás sin quizases la muerte me enseñe de la vida.


No sé nada de cómo será mi vida más allá del día en el que vivo ¿Pero acaso no es eso lo que hace que la vida sea divertida? Saber un final no es excusa para no leerte un libro, escribir algo para empezar y algo para terminar es fácil. Donde se ve el talento de un escritor es en el desarrollo. Así por tanto, terminaré el texto CASI como lo empecé y así os demuestro que lo que de verdad cuenta una historia es el camino. Que se hace camino al andar…


Hablemos de futuro y pensemos que no miento en todo lo que digo cuando te digo que me importa poco y menos. Que son presentes y no futuros todo cuanto quiero y tengo.

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