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sábado, 6 de abril de 2013

Todo cuanto recordaba, tanto cuanto espero

A veces tan sólo viene a nuestra cabeza el pasado, por mucho que intentemos vivir en el presente somos lo que somos por haber vivido nuestro pasado.

Por eso mismo para el ser humano no existe nada más doloroso que sentirse traicionado, sentirse rechazado y jamás entender las razones que llevan a eso. Ya sea por un amor imposible, por unos amigos que van alejándose o desapareciendo y ya no sientes como antes que pueden estar a tu lado, por unos padres a los que no notas el calor de un abrazo, que no tiene para tí más que lecciones de vida en sus escasas conversaciones y todas para prevenirte de todo aquello malo que creen que haces...

Es cierto que hablando se entiende la gente, pero a veces la gente en vez de explicar esas razones calla o cambia de tema haciendo que la sangre hierva como si fuera un campo de olivos quemandose y alimentando estos el fuego con aceite.

¿Y a quién queremos engañar? Nosotros no somos los buenos de la película, hacemos todo aquello que consideramos deplorable cuando no vemos otro camino y negamos haberlo hecho o nos camuflamos en excusas intentando justificarnos.

Como dijera Miguel Hernández en su poema El hombre acecha: 

 Garras que revestía
de suavidad y flores,
pero que, al fin, desnuda
en toda su crueldad.

Crepitan en mis manos.
Aparta de ellas, hijo.
Estoy dispuesto a hundirlas,
dispuesto a proyectarlas
sobre tu carne leve.

He regresado al tigre.
Aparta o te destrozo.

Hoy el amor es muerte,
y el hombre acecha al hombre.



Pero no todo es un valle de lágrimas y desconfianza. Yo siempre he sido del bando contrario al dogma y a cualquier creencia pero no por eso he desertado del bando de la esperanza.

No todas aquellas personas que nos encontramos en la vida son eternas aunque lo creamos sin dudar en algún momento. De repente y sin previo aviso, aparecen personas en nuestra vida, personas que sin más se abren hueco y hacen que nos imaginemos nuestro pasado de haber contado con ellas. Esas personas que te conocen en dos segundos y que sabes que estarán allí en cualquier momento pase lo que pase, personas con vínculo, personas-llave y personas-cerradura que se complementan y que hacen de la vida del ajeno una vida mejor al conocerse.


 La vida no sería nada sin errores y aciertos, sin experiencias fallidas, sin juicios mal planteados y repleta de resultados indudables y perfectos.

Aunque jamás aparezcamos en los libros de historia siempre seremos sangre fluyendo y partículas de importancia en el universo de quienes nos conocen. Ser sangre es algo temporal según me enseñaron en el colegio, pero nadie me ha dicho nunca que lo sea el ser partículas de importancia, supongo que tendremos que esperar a que el tiempo nos de la razón como a los locos felices o nos la quite como a los sabios respetados.

Ya está haciendose tarde y el Sol desaparece para vernos mañana !Que paseis buenas noches partículas!








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