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lunes, 11 de febrero de 2013

Mares en la lejanía


Eso de vivir en un mundo lógico nunca fue lo mío...

Yo quise sacarle la lengua a los adultos por la calle con mi cara de niño.
 Yo quise sentir cada mañana el piar de gorriones junto a mi ventana.
 El suave viento palideciendo mis mejillas cuando se sonrojan.
 Vivir en California como me enseñaron las películas americanas, comiendo tarta de manzana y sin preocuparme del resto del mundo.

Quería un mar en mi vida.

Y aquí me tenéis.
Muerto de insomnio, fumando por aislarme del mundo sin despegarme de él, cuestionándome mi vida y mi porvenir en todos y cada uno de los días malos. Esos días en los que llamas negro al gris oscuro y que tan sólo con buena compañía parece haberse lavado con lejía y se destiñen mis problemas.

Si algo somos en esta vida es sacos.

Sacos de aire, saliva, lágrimas y sangre. Semen, mocos y mierda también por si alguien pretende olvidar lo miserable que puede llegar a ser eso de ser humano.

Encontramos la magia en nosotros mismos pero esta no aparece en nuestras vidas sin otras personas.

Noto el salitre en mi piel... no se si piso arena o me tumbo sobre cal. De todas formas me gusta imaginarme en el mar.

En algunas ocasiones medidas a cuentagotas vivo sintiendo, las más, las diarias, siento viviendo...

Quizás nací la noche de los niños destinados a soñar.

Seguramente viva en los días de los ancianos destinados a ser alegres por siempre pero no tanto a ser felices. 

Hay todo un mar más allá de la orilla.

A veces tan sólo hace falta un empujoncito para entrar y sumergirte unos segundos para comprobar lo bien que se está en el mar de la vida.


Dedicado a todos los marineros de agua dulce que os dignáis a escuchar las batallitas de este torpe pata de palo. :]

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