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viernes, 1 de febrero de 2013

Mi historia: Papel y tinta

Aún recuerdo aquellos días de terciopelo,
de suaves caricias y ternura de cuanta gente me quiere.

Era tan sólo un niño que se refugiaba en las historias que me contaban,
el mundo me ofrecía silencios rotos por el piar de los gorriones junto a mi ventana,
yo devolvía esos silencios con mis ojos claros que nunca conservaban un color fijo.

Un día sin embargo llegó el sonido, al proyectar mi voz descubrí mi eco.
Y así fue como perdí mi cordura por el hecho de expresarme, la comunicación por necesidad y por vicio.

En mi casa los libros son un objeto de locura, son trazos de papel manchados que condenaron a Don Quijote a su decadencia. Don Quijote, ese héroe nacional que luchó junto al Cid contra los malvados que siempre existieron exhibiendo un águila como emblema y valor en alza... (así se lo imaginaban mis padres) jamás les dije que era un personaje de esos libros tan aburridos e incomprensibles, no les dije que el Cid no se parecía en nada a Charlton Heston ni que Dalí, nombre que les sonaba a cajas de melocotones, había pintado a Don Quijote sin águila alguna posible.

Mi obsesión de infancia era el cine, la de mis primas complacer al benjamín, así fue como un día fuimos a ver "una peli de niños grandes", yo era más de dibujos animados pero aquella película me dejó embelesado...

Esa misma noche vomité volviendo a casa, no sé si la película me hizo ignorar si estaba enfermando, si las palomitas, las golosinas y los refrescos no combinaron bien o si ése vómito era mi antiguo yo saliendo de mi cuerpo como las serpientes cuando mudan de piel.

El caso es que llegué a casa aún recordando esa peli, mi prima me dijo que quizás debería leerme el libro, que en las películas siempre se dejan cosas por contar. Poco después me lo regaló por mi santo.

Tras una comida de atracona y una cena de sobras de la atracona de la comida me encontré con el insomnio entre mis sábanas, así que leí...

Devoré ese libro como si no existiese noche, ruido en la calle, facturas de luz o indigestiones por atraconas.

Mi padre me vió en mi cuarto sobre la cama, vestido y sin taparme
-¿Que haces?-me preguntó tan extrañado como si me viese jugar con una cuchara
-Leyendo-le respondí como si hubiese nacido haciéndolo
-Ah... ¿Mañana no tienes cole?
-Es puente
-Si que es verdad... Bueno, no te acuestes muy tarde
 -Vale, buenas noches y dulces sueños papá
-Buenas noches campeón-me respondió mi padre sonriendo

Tras la lectura de este libro me propuse leer cada uno de la saga antes del estreno de la siguiente película. Así lo hice, un día de verano, uno de esos que no terminan de pasar por aburridos y a falta de la publicación del siguiente libro de mi querida saga mi prima me dejó un libro "para adultos" muy de moda por la época. Si mi madre hubiese visto o leído ese libro... un libro que hablaba de conspiraciones religiosas, de verdades ocultas, de pistas sepultadas por el tiempo... "blasfemia" y "locura" habrían sido sus palabras más leves.

Llegaron a mis manos libros sobre el medievo, de historias ambientadas sobre la Peste Negra, historias que se mezclaban con las propias historias del libro, historias sobre un lugar donde se protegían a los libros del olvido, historias sobre arquitectos, médicos, libreros, jóvenes enamorados en momentos oscuros en la ciudad más luminosa de mi mundo, mi Barcelona...

He leído muchísimos libros según mi familia y a mí aún me parecen pocos, me parece estar empezando, me parece volver a sentirme un niño cada vez que huelo a papel y tinta.


Un día, causado por la desgracia comencé a escribir por fortuna para mí.

Esta es mi pasión, mientras siga contemplando letras seré feliz...

Un abrazo enorme y muchas gracias por leerme :]

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